Sobre el logro de la Budeidad en esta existencia

19.03.2016 10:54

El Logro de la budeidad en esta existencia – Han Tierra de Buda (27 Mar 16)

Nichiren Daishonin señala a modo de conclusión: “Se denomina persona común a la que vive en la ilusión, pero cuando esta persona está iluminada, pasa a llamarse buda”. En otras palabras, la diferencia entre las personas comunes y los budas es sencillamente, la diferencia entre la ilusión y la iluminación en la mente de las personas comunes. ¿Cómo entonces convertir esa ilusión en una vida iluminada?

El Daishonin explica que cuando cambia el corazón de las personas, también cambia la tierra o su mundo circundante. En su aspecto profundo, lo que opera el cambio de la ilusión a la iluminación. Como ya expuse antes (dice Daisaku Ikeda), lo que permite esta transformación es el daimoku y en el nivel espiritual, la fe. Para decirlo simplemente mediante la fe podemos superar la ignorancia u oscuridad que constituyen la raíz de la ilusión, y manifestar la budeidad de la cual estamos dotados en forma primordial.

Aquí el Daishonin se vale de una metáfora para describir esta capacidad potencial de cambio y dice: “Es como el caso de un espejo percudido, que, una vez lustrado, refulge como una joya”. De este modo trasmite que la práctica el daimoku – el medio para vencer nuestra oscuridad interior mediante la fe – sirve para “pulir” nuestra vida.

Todos los seres vivos son, en forma inherente, entidades de la Ley Mística intrínsecamente, el estado de Budeidad nos permite tomar contacto libre e irrestricto con la fuerza ilimitada de la Ley Mística que anida en nosotros, cada vez que haga falta y de todas las maneras que necesitemos recurrir a ella. El Daishonin compara este estado de vida supremo con un espejo inmaculado, que resplandece como el cristal. Sin embargo aunque seamos entidades de la Ley Mística, no podemos hacer surgir el poder de esa Ley cuando nuestra vida yace envuelta en la ignorancia. En un estado de oscuridad e impureza, somos como un “espejo percudido”, que no reflejará ningún objeto. Hacer daimoku es la práctica para pulir y limpiar el espejo percudido de nuestra vida.

El camino para pulir nuestra vida: Desafiarnos con bravura

La metáfora del espejo es realmente inspiradora. El espejo, dotado de la propiedad de reflejar objetos, corresponde a nuestra vida, dotada de la verdad mística. Pero si un espejo no está limpio y pulido, naturalmente se opacará.  La acción de pulir y limpiar es indispensable para restaurar en el espejo su propiedad intrínseca. Por otro lado, no alcanza con pulirlo una sola vez. Debemos hacerlo con regularidad, si queremos que conserve intacta su propiedad reflectiva. Como esta semejanza muestra con acierto, nuestra práctica de hacer daimoku es una lucha por extraer el brillo de nuestra vida, limpiar la suciedad de la ignorancia y exaltar el esplendor de nuestra naturaleza iluminada del Dharma.

Cabe interpretar que la práctica del daimoku posee dos aspectos. Uno es hacer surgir una profunda fe, como exhorta el Daishonin. En otras palabras, armarnos del espíritu de lucha de batallar contra nuestra oscuridad interior. El otro es sostener el esfuerzo con diligente persistencia, tal como advierte el Daishonin cuando dice “lustre su espejo día y noche con ahínco y esmero”.

Estos dos puntos tienen correlato con los dos aspectos de la entonación del daimoku identificados por Nichikan Shonin (26° Sumo Prelado), basado en la frase del capítulo “Medios hábiles” – Hoben Pon – (2°) del Sutra del loto: “esforzarse con bravura y vigor”. Nichikan, conocido como un gran restaurador del Budismo de Nichiren Daishonin, explica que “con bravura y vigor” (Iu mio) significa hacer surgir con valentía el poder la fe en la práctica del daimoku, mientras que “esforzase” (Sho yin) significa dedicación sincera y continua a la práctica de hacer daimoku.

(Fragmento disertación de Daisaku Ikeda del Gosho “Sobre el logro de la budeidad en esta existencia” – Hacia el 80° Aniversario SOKA GAKKAI – Suplemento N° 9 del 20 Ene 2007)